martes, mayo 15, 2007

EL USUARIO Y LA HUELGA

Les transcribo una parte de un texto de Mitologías de Roland Barthes, por una parte se encuentra una crítica ideológica dirigida al lenguaje de la llamada cultura de masa y por otra parte un análisis semiológico de ese lenguaje. Permanece además el enemigo capital (la Norma Burguesa).

Algunas reflexiones sobre algunos mitos de la vida cotidiana francesa, tomados arbitrariamente …, el punto de partida sobre la reflexión era, con frecuencia, un sentimiento de impaciencia ante lo “natural” con que la prensa, el arte, el sentido común, encubren permanentemente una realidad que no por ser la que se vive deja de ser absolutamente histórica”.


EL USUARIO Y LA HUELGA

Todavía existen hombres para quienes la huelga es un escándalo; no sólo un error, un desorden o un delito, sino un crimen moral, una acción intolerable que perturba a la naturaleza. Inadmisible, escandalosa, irritante.

Por miedo a tener que naturalizar la moral, se moraliza a la naturaleza, se finge confundir el orden público y el orden natural y se termina decretando inmoral a todo lo que impugna las leyes estructurales de la sociedad que se propone defender.

La huelga se presenta ante todo como un desafío a las prescripciones de la razón moralizada: hacer huelga es “burlarse del mundo”, es decir, infringir una legalidad “natural” y no tanto una legalidad cívica, atentar contra el fundamentalismo filosófico de la sociedad burguesa, contra esa mezcla de moral y de lógica que es el buen sentido.

En este caso el escándalo proviene de un ilogismo: la huelga es escandalosa porque molesta, precisamente, a quienes no les concierne.

EL EFECTO SE DISPERSA COMPRESIBLEMENTE LEJOS DE LA CAUSA, se le escapa y eso es intolerable, chocante. Contrariamente a lo que podría deducirse de los sueños pequeño burgueses, esta clase tiene una idea tiránica, infinitamente susceptible de la causalidad: el fundamento de su moral no es de ninguna manera mágico sino racional. Solo que se trata de una racionalidad lineal, estrecha, fundada en una correspondencia que podríamos llamar numérica entre las causas y los efectos.

División de las funciones: lo que se opone al hombre, no es pues el hombre, sino el huelguista al usuario. (el usuario llamado también hombre de la calle, y cuyo conjunto recibe el nombre inocente de población.) La razón burguesa fragmenta el circuito social y reivindica, en su provecho, una sociedad que, precisamente, la huelga tiene como objetivo desmentir.

Oponer huelguista y usuario es constituir el mundo en teatro, extraer del hombre total un actor particular y confrontar a esos actores arbitrarios en la falsedad de una simbólica que simula creer que la parte es sólo una reducción perfecta del todo.

La burguesía afirma que no se inquieta por saber quién está equivocado o quién tiene la razón en la huelga. Después de haber dividido entre sí los efectos para aislar mejor el que le preocupa, pretende desinteresarse de la causa: la huelga se reduce a un incidente aislado, a un fenómeno que no merece ser explicado. De esta manera se logra poner más claramente de manifiesto el escándalo que produce.

La huelga significa que el hombre es total, que todas sus funciones son solidarias unas de otras, que los papeles de usuario, de contribuyente o de militar son murallas demasiado débiles para oponerse al contagio de los hechos y que dentro de la sociedad todos se vinculan con todos.

Al protestar porque esa huelga le molesta, la burguesía da testimonio de la cohesión de las funciones sociales, cuya mostración es parte, justamente, de los objetivos de la huelga.

La paradoja consiste en que el hombre pequeño burgués invoca lo natural de su aislamiento, en el momento preciso en que la huelga lo doblega bajo la evidencia de su subordinación.


Son las ideas que me parecen más interesantes, y quería compartir con ustedes, salud!!!!!!!
Mary Carmen

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